La momia conocida como “Ata” fue adquirida en el mercado negro por un coleccionista español quien creía que eran los restos de un extraterrestre.
Científicos de la Universidad de Standford analizaron el ADN del conocido “esqueleto de Atacama”, que tiene apenas 15 centímetros de largo, una cabeza en forma de cono, 10 pares de costillas y huesos que se asemejan a los de un niño de ocho años, según un comunicado. La investigación determinó que en realidad es la momia de una niña nacida con raras mutaciones genéticas. Según expertos de la casa de estudios estadounidense, el análisis de su material genético “ha probado, más allá de cualquier duda, que es humano”.
El estudio, publicado este jueves en la revista Genome Research, descarta que se trate de los restos de un extraterrestre, como lo pensó inicialmente un coleccionista español quien adquirió los restos de la menor en un mercado negro de hallazgos arqueológicos. Para Garry Nolan, científico a cargo de la investigación, la momia, conocida como “Ata”, encontrada tras una iglesia en el desierto chileno, tiene un ADN de una humana moderna con una mezcla de habitantes nativos del territorio, el cual “uno esperaría que tuviera alguien que vivía cerca del sitio donde fue encontrada”.
“El genoma de Ata la marcó como sudamericana, con variaciones genéticas que la identificaron como de la región andina habitada por los indios chilotes”, agregó el escrito, descartando que sea una visitante de otro planeta. Su “llamativa” apariencia, a la que los científicos se refieren como fenotipo, puede explicarse como raras mutaciones genéticas, algunas ya conocidas y otras recién descubiertas, que están vinculadas con el enanismo y otros trastornos del crecimiento y de los huesos. Tras el estudio del ADN de la momia, Nolan indicó que una investigación más profunda sobre el envejecimiento óseo precoz de Ata podría beneficiar algún día a otros pacientes. “Tal vez haya una manera de acelerar el crecimiento óseo de personas que lo necesitan, gente que tienen malas fracturas” de huesos, dijo el científico, quien aseguró que “nunca antes se había visto nada como esto. Desde luego, nadie había investigado su genética”, puntualizó.
Fuente: Emol.com